Timón Lino
Acérrimo antifútbol
Uno de los grandes pensadores de los Países Bajos, la que antes llamábamos Holanda, tierra de Van Gaal, fue Erasmo de Rotterdam (1466-1536). Su libro “Elogio de la estupidez” fue mal traducido muchas veces. Le pusieron “Elogio de la locura”. Es una falta de respeto tanto a los locos y como una señal de desprecio a la genuina y militante estupidez. El viejo truco de convertir algo en una patología, hacer de un rasgo una enfermedad y no la norma
Erasmo enfatiza acciones que sólo se pueden explicar mediante la inconsciencia llamada estupidez. Se pregunta si hay otra forma de entender que una mujer se case ¿Qué mujer se casa y tiene hijos con un dolor infernal, si no se es un poco inconsciente? Eso no es todo, gracias a la estupidez es que dejamos pasar estupideces de los demás y así es que podemos vivir en sociedad. La felicidad misma es cosa de estúpidos, en este sentido de pertinaz ignorancia, basta ver a los niños o incluso a aquellos mayores que, al igual que los infantes, no se hacen problema por nada, ni siquiera por sus condiciones de sustento. Felices los estúpidos, estúpidos los felices. Claro que también es culpable la estupidez de los crímenes, las guerras y las supersticiones que atrasan a la humanidad.
Todo el texto es una ironía exquisita de Erasmo que recomendamos leer.
Llama la atención que unos seis siglos después aparezca un Van Gaal y no entienda que es una ironía que se tome en serio la estupidez.
Afirma entonces con soltura que Messi no juega tan bien cuando no tiene la pelota y que los holandeses dirigidos por él eran los mejores del mundo en Brasil 2014. También declaró que hubieran ganado la copa si no perdían con Argentina.